miércoles, 19 de febrero de 2014

LOS DUELISTAS

El próximo viernes, día 21 de febrero, se proyectará la opera prima de Ridley Scott, Los duelistas (1977), una de las mejores visiones del imperio napoleónico jamás propuestas por el cine. Al término de la proyección habrá una mesa redonda sobre el tema: "El cine y la reconstrucción histórica".



FICHA TÉCNICA:

Título original: The Duellists. Año: 1977. País: Reino Unido. Dirección: Ridley Scott. Producción: David Puttnam (Enigma Productions/NFFC). Guión: Gerald Vaughan-Hughes, basado en la novela The Duel, de Joseph Conrad. Música: Howard Blake. Fotografía: Frank Tidy (Color). Dirección artística: Bryan Graves. Vestuario: Tom Rand, James Wakely, Rita Wakely. Montaje: Pamela Power. Asesor militar: Richard Holmes. Director de esgrima: William Hobbs.  Duración: 96 minutos. Estreno en el Festival de Cannes: 31 de agosto de 1977. Estreno en España: 1 de junio de 1978.

REPARTO: Keith Carradine (D’Hubert), Harvey Keitel (Feraud), Albert Finney (Fouché), Diana Quick (Laura), Edward Fox (Coronel), Tom Conti (Doctor Jacquin), Cristina Raines (Adele), Robert Stephens (General Treillard), John McEnery (Húsar), Alan Webb (Chevalier). Stacy Keach (narrador)


SINOPSIS:


Durante las Guerras Napoleónicas, dos oficiales de Caballería del ejército francés, dos húsares llamados Gabriel Feraud y Armand D´Hubert, se enzarzan en un duelo intermitente e interminable que recorre distintos lugares de Europa, siguiendo el avance y el retroceso de las tropas del Emperador. Su rivalidad llega a convertirse en una auténtica leyenda, aunque ellos ya casi no se acuerdan del motivo de sus enfrentamientos, que una vez derrotado Napoleón van a continuar, esta vez de nuevo en territorio galo.

Si quieres conocer más datos técnicos y artísticos de la película pulsa aquí: IMDB


EL DIRECTOR:

Ridley Scott (South Shields, Inglaterra, 1937). Interesado desde muy joven por las Bellas Artes, Scott se labró un sólido prestigio como escenógrafo colaborando en la dirección artística de varias series de la BBC a principios de la década de 1960. A pesar de las buenas aptitudes para la realización demostradas con el mediometraje Boy in a Bycicle (1965) y en la serie policiaca Z-Cars (1966-1967), decidió dedicarse a la publicidad televisiva por cuenta propia a través de la “Ridley Scott Associates”, empresa que fundó con su hermano Tony, también futuro director de cine. En tan sólo una década fue capaz de dirigir, ambientar, fotografiar y montar más de dos mil anuncios comerciales que revolucionaron en gran medida el sector publicitario de la televisión y le hicieron ganar una fortuna. En esta empresa (todavía en activo) darían sus primeros pasos cineastas como Alan Parker y Adrian Lyne.

No obstante, Scott deseaba dar el salto a la realización cinematográfica. Convenció al productor David Puttnam para poner en pie Los duelistas (1977), alabada unánimemente por la crítica (obtuvo el premio a la mejor opera prima en el Festival de Cannes de 1977) aunque no tanto por el público, que a cambio se entusiasmaría con su siguiente producción, Alien, el octavo pasajero (1979), pronto elevada al estatus de “película de culto”, al igual que Blade Runner (1982). Las principales señas de identidad de Scott como cineasta han sido siempre la fuerza visual de sus películas, el esteticismo, su atención al detalle y a la escenografía. Director aparentemente frío, perfeccionista, visionario del cine (a él se debe la controvertida moda del “montaje del director”, o director’s cut, orientado al mercado de video), Scott ha ido alternando sonoros éxitos (Thelma & Louise, 1991; Gladiator, 2000; Hannibal, 2001) con decepciones y fracasos más o menos sonados (Legend, 1985; 1492. La conquista del Paraíso, 1992; El reino de los cielos, 2005), lo que, a la postre, le ha situado entre los realizadores más populares de las últimas décadas. Acaba de rodar en España la evocación bíblica Exodus, basada en la historia de Moisés, cuyo estreno está previsto para finales del año 2014.


LA PELÍCULA:

Dos oficiales del ejército napoleónico, François Louis Fournier-Sarlovèze y Pierre-Antoine Dupont de l’Étang (se cree que podría tratarse del famoso general Dupont derrotado en la batalla de Bailén por el general Castaños), sostuvieron treinta duelos a lo largo de veinte años por un motivo sin importancia. El escritor Joseph Conrad escuchó aquella extraña historia en un pueblecito de Francia y decidió novelarla bajo el título de The Duel (1908) alterando, eso sí, los nombres de los protagonistas. Así, Dupont se convirtió en Armand D’Hubert y Fournier en Gabriel Feraud.

El guionista Gerald Vaughan-Hughes escribió en 1975 un libreto bastante fiel al relato de Conrad. A Ridley Scott, que frisaba ya los cuarenta años, le gustó el guión y trató de convencer al productor David Puttnam para adaptarlo al cine. Tuvo que intervenir la productora americana Paramount para hacer realidad un proyecto que se suponía de cierta envergadura, pero dotado finalmente con un presupuesto muy bajo (900.000 dólares). Scott (que, por lo menos,  pudo trabajar con total libertad) buscó escenarios naturales que pudieran suplir la imposible construcción de decorados por la falta de dinero. Los halló principalmente en la Dordoña francesa (donde transcurrió la mayor parte del rodaje) y en las Highlands de Escocia (en los Montes Cairngorms se rodó la secuencia de Rusia). El rodaje abarcó parte del otoño e invierno de 1976-1977, casi siempre en días lluviosos y fríos.



El director siempre ha reconocido que se inspiró en el Barry Lyndon (1975) de Stanley Kubrick para filmar su película, lo cual se evidencia perfectamente no sólo en el tratamiento naturalista de la luz ambiental y en las composiciones pictóricas (algunas de una belleza sublime, sin efectos visuales), sino también en el minucioso trabajo de ambientación histórica. Todo en esta película transmite autenticidad: los uniformes (confeccionados en Italia), los sables (fabricados ex profeso), los peinados, las viviendas (auténticas),  los usos y modales de la gente… Puede decirse que hasta lo más pueril  adquiere relevancia en cada uno de sus meditadísimos encuadres.

Pero la recreación de época va más allá de lo aparente. Estamos, o eso dicen los entendidos, ante la mejor película jamás rodada sobre la Francia napoleónica y sus contradicciones, bien representadas por los protagonistas: D’Hubert, culto, elegante, racional, intuimos que de origen aristocrático, sirve con lealtad al emperador, pero sabrá adaptarse a la restauración monárquica posterior a la caída de Napoleón; mientras que Feraud, un hombre iracundo y violento, parece provenir de una clase inferior y es un bonapartista a ultranza porque el imperio le ha permitido adquirir un estatus social mediante su promoción en el ejército. Ambos simbolizan el esplendor de Napoleón (un ejército arrogante y avasallador), su paulatino ocaso (la catastrófica retirada de Rusia, filmada con gran realismo) y su caída final (los bonapartistas declarados, como Feraud, quedan marginados socialmente o son perseguidos por el ministro Fouché).

Este antagonismo confiere a su duelo un carácter simbólico: un bonapartista apasionado, un hombre del pueblo, frente a un aristócrata pragmático más fiel a sí mismo que a ninguna otra causa. Entre medias,  una mirada reflexiva acerca de conceptos tan difusos como el honor y la valentía, matizados por la mirada crítica de un D’Hubert entregado, pese a todo, a un duelo que considera incomprensible y absurdo.



Muchas lecturas subyacen tras las disputas, los sablazos y el odio disfrazado de código caballeresco de estos personajes excepcionalmente bien interpretados por Harvey Keitel y Keith Carradine, dos actores americanos elegidos por Scott de entre una lista de cuatro como condición indispensable de la Paramount para financiar el rodaje. Considerada una película de culto, con Los duelistas Ridley Scott dejó encandilado a Sandy Lieberson, un directivo de la Fox en Londres , que poco después le ofrecería la dirección de  otro filme de culto: Alien, el octavo pasajero (1979). Y luego, como si hubiera planificado a propósito una especie de “trilogía de culto”, vendría nada menos que Blade Runner (1982)… Pero esa es otra historia.


¿SABÍAS QUE…

…Ridley Scott renunció a su sueldo y hasta se ofreció a pagar de su bolsillo los gastos que excedieran del presupuesto con tal de poder dirigir la película?
…Scott pensó en los actores británicos Oliver Reed, Michael York y Terence Stamp para los papeles?
…En la escena del duelo en el establo se recubrieron las paredes con mallas metálicas conectadas a una batería eléctrica para que saltaran chispazos cuando los sables (auténticos) chocaran con ellas, lo cual provocó varias descargas a Harvey Keitel?
…Que el especialista en esgrima, William Hobbs, supervisó los duelos a espada de películas tan conocidas como Excalibur (1981), Cyrano de Bergerac (1990) y Rob Roy, la pasión de un rebelde (1995)?
…Hubo que proteger las pistolas del duelo final, verdaderas y valiosas antigüedades, colocando mantas alrededor de Harvey Keitel para evitar que se rompieran cuando éste las arrojara al suelo?
…Ridley Scott no supo del origen real de la historia de los duelistas hasta que se la contó el alcalde la localidad francesa de Salt, donde al parecer se batieron los duelistas históricos?
…Que Albert Finney aceptó el breve papel de Fouché a cambio de una caja de champán francés?






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