Hoy es el día de Andalucía, y aunque todos
los andaluces sabemos lo que eso significa, -no quisiera pensar que para la
gran mayoría es un día más de fiesta en el calendario laboral- , ¿sabemos qué
significa "Andalucía"?, ¿cuál es el origen de este nombre?.
Pocas veces nos paramos a pensar en el origen
de la toponimia y de los nombres propios, pasando desapercibidos preciosos
detalles históricos y valiosas informaciones cargadas de una enorme y
trascendental significación. Quizás actuamos con la cotidianeidad de que como
nuestros mismos nombres propios nos los ponen nuestros padres porque les gusta,
les hace ilusión, o por seguir una costumbre o línea familiar, pues no damos
más importancia que la mera circunstancia o capricho al bautismo y
nombramiento. Nos llamamos y consideramos andaluces porque hemos nacido y
vivimos en Andalucía, región del Sur de la Península Ibérica, constituida por
ocho provincias formando una Comunidad Autónoma, y Andalucía viene del árabe
Al-Andalus, nombre que se nos dio con la conquista musulmana en el siglo VIII,
y ya está, poco más, con eso es bastante - que diría la gente -, tenemos
bandera, escudo e himno, y unas manifestaciones culturales singulares que nos
identifican y encasillan.
Todos sabemos leer la grafía de las letras, y
leemos y escribimos el nombre de Andalucía muchas veces al cabo del día, pero
estamos dejando de leer más allá de las letras. La practicidad y la inmediatez
instantánea se están imponiendo en nuestros sistemas y medios de comunicación. Recibimos y emitimos enormes cantidades de mensajes, con la inevitable y
desapercibida pérdida de significados, de simbología y de toda carga emocional.
Sólo los extremos fáciles de la chanza, la burla o el drama nos provocan una
fugaz emoción de sonrisa, ironía o tristeza, tan breve como el tiempo que pasa
entre recibir un whatsapp, contestar “jajajaja”, “jijijijiji”, “chao”, “ok”, y soltar el móvil para seguir en la
rutina que estábamos.
El lenguaje y la comunicación es mucho más
que letras y números, más que lo que nos enseñan en la escuela, más que internet,
el periódico, la radio o la televisión. Comunicarse es una función vital del
ser humano, y a mi corto y humilde entender, esa faceta vital la estamos
descuidando, y la enfermedad que provoca no tiene cura, porque todo lo que se
olvida deja de existir, y no hay jarabe ni pastilla para eso. Estamos tan
pendientes de estar conectados, en guardia y permanente alerta a ese sonido que
a todos nos acompaña, -resulta muy curioso: todos sonamos, todos emitidos
musiquitas, y todos nos echamos mano sin querer queriendo al móvil en cuanto se
oye el más mínimo pitido, aunque provenga del tío de al lado-, pues como decía,
estamos en alerta y sin embargo hemos bajado la guardia y se nos cuelan los
gestos de nuestros hijos, sus esfuerzos por llamarnos la atención, su desesperación
por ser entendidos. Como la arena, se nos caen de entre los dedos, tantos y
tantos momentos mágicos…….., miradas, complicidad, cariño, ternura, dolor,
amor, admiración, alegría,……, ¿podemos percibir y emitir sensaciones sin que
vayan acompañadas de alto impacto?, ¿es que sólo reaccionamos cuando las
señales se emiten en grado superlativo?, …..escenas sangrientas, sunamis,
accidentes multitudinarios, macrobotellones, festivales, cine en 3D, sonido en
5.1, …, ¿cómo nos tienen que hacer llegar los mensajes…, repitiéndolos como los
anuncios?.
Deja de leer esto y mira a la persona que
tengas más cercana, y a la que pase más lejos. Observa sus movimientos, sus
gestos, su expresión,… capta su esencia, percibe su yo interior y conéctate a
esa red. Haz una caricia a tu pareja, que es una sensación que ninguna tablet
ni pantalla táctil te hará sentir por muy de última generación 4G que sea.
Juega con tus hijos y sobrinos, con los niños, sé Peter Pan con ellos, y no el
que le pone en carga las consolas. Toca las paredes, coge tierra del suelo,
pisa un charco, arrúllate en la cama, mójate llorando….. y, luego, cuéntamelo,
cuéntanoslo a todos intentando transmitir la mismas sensaciones que has vivido.
Y ahora coge un libro, que vamos a buscar el
origen del nombre Andalucía. –porque no creas que te lo voy a dar todo hecho-.
Voy a daros unas pistas, nada de discursos académicos.
La historiografía, desde hace muchos años, ha
tratado de dar una explicación al término “Al-Andalus”, sin que al parecer se
haya encontrado una que sea concluyente y definitiva. Los filólogos,
arqueólogos e historiadores han manejado varias tesis que confluyen en tres
grandes líneas de investigación:
Origen vándalo, derivado de los
pueblos vándalos que habitaron la península en el siglo V, "Vandalia", "Vandalicia", "uandalos". Defendida por
acreditados arabistas como Dozy y Leví Provenzal, es a la que mayor crédito se
le ha dado, a pesar de estar sujeta con pinzas y presentar unos argumentos un
tanto rebuscados y forzados, sin prueba documental alguna por el momento.
Origen visigodo, que defiende
la arabización de términos godos como "land" = tierra, y
"hlauts" = sorteo de tierras conquistadas, que sumados sería
"land hlauts" - (andalus?). Esta tesis es la menos sostenible por lo
forzada, por la inexistencia de pruebas documentales, y porque queda claro que
el origen germánico de sus autores y defensores influye bastante en su
formulación. Se les ve el plumero.
Y por último tenemos el origen atlántico,
que curiosamente es la que más andalusíes y españoles defienden, y la que más
argumentos documentados presenta, y sin embargo le cuesta abrirse camino en la
comunidad científica. Su mayor defensor ha sido Juan Fernández Amador de los
Ríos ("Antigüedades Ibéricas", publicado en 1911), gran filólogo e
historiador, que se basó en afirmaciones de los cronistas medievales y
andalusíes para explicar que se trata de una traducción al árabe del término
griego "Atlántico", que cobra más verosimilitud con el trabajo del
filólogo Joaquín Vallvé Bermejo, al recoger probadamente variantes de las voces
"Atlas" y "Atalas" que serían "Andara" y
"Andala", proviniendo de esta última el término "azirat
al-Andalus" = (isla de al-Andalus) que a su vez sería "isla del
Atlántico". En una cita de Amador de los Ríos explica: "... Atribuyen
los autores andalusíes el nombre del Andalus que dieron a toda España a los
atlantes por la transposición de la "n" y la pronunciación de la
"t" como "d" al estilo ibérico (así en castellano de
Senatus y Toletum se dice Senado y Toledo) por lo cual también llamaron islas
Antilias a las Canarias por saber que eran dependencia de la Atlántida. Por la
misma razón y creerlas restos de la Atlántida los descubridores de las islas
del centro de América las dieron el nombre de Antillas ...".
De las tres tesis la que más visos de certeza
y más argumentación va acumulando es la tercera, que además es la más racional
de todas. Por otras muchas obras y referencias sabemos que la Atlántida de
Platón se podría situar en el Sur de la Península Ibérica (costa gaditana), o
en aguas Atlánticas muy próximas. Los vínculos con este topónimo son muchos, y culturalmente
existen importantes líneas de investigación sobre los pueblos protohistóricos de
la actual Andalucía, Tartesos, entre ellos. Por lo que, todo parece a apuntar,
y así lo creo también después de indagar un poco en el asunto, que el término
Andalucía está vinculado a los antiguos topónimos con los que nos han
identificado siempre como cultura del Atlántico, de las Hespérides, o del
Tártaro.
Espero haber transmitido una invitación a
sumergirse en el maravilloso mundo de la investigación y la búsqueda, de la
observación y la contemplación, de la interpretación con ese halo de misterio
que mueve el espíritu a no dejar pasar una oportunidad de sentirnos conectados
a una red mucho mayor que internet, la de nuestros orígenes.
Así que os animo a que cuando paséis por
algún lugar, algún paisaje, algún rincón apartado, o ante algún viejete sentado en
una piedra con el cigarro en la boca y la mirada perdida, que os preguntéis
¿por qué?, y lo transmitáis para que otros lo sepan y las cosas no se extingan
en el olvido de la nada. Y por último, dejar de leer esto, apagar el ordenador,
y entregaros a vuestros seres queridos, leer en sus rostros y hacerles un guiño
de complicidad, porque ese simple, sencillo y humilde gesto hace más Andalucía
que todos los programas políticos y estatuarios. Somos andaluces, atlantes,
tartesos, íberos,…. somos herederos de un legado que nos une en el tiempo y nos
vincula a amar nuestras raíces para que nuestra tierra siga siendo tierra de
paz y libertad, tierra de paso y encuentro, solar de remanso, paraíso para
vivir, y reposo eterno de quienes miramos algunas tardes a su atardecer. ¡VIVA
EL BETIS MANQUE PIERDA!!!!
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